Si por ejemplo recibieramos una señal morse, distinguir entre puntos, rallas y silencios, no seria tan obvio con ruido. En un momento en el que supuestamente debieramos recibir silencio, en la práctica el ruido podria llegar a indicar que recibimos señal, o viceversa. El ruido puede ser tanto atmosférico (producido por tormentas), producido por el hombre (motores, fluorescentes, etc), o extraterrestre.
Hay que tener en cuenta, que amplificar la señal recibida sólo empeora la situación, pues el ruido también se ve amplificado, y no augmenta la relación señal/ruido (SNR).
A la hora de planificar un radioenlace, hay ciertos aspectos que deberíamos conocer, como podrían ser;
-La tensión eficaz del ruido.
-La mínima señal que hará que el receptor pueda distinguir entre señal y ruido.
-La máxima distancia a la que puede llegar el enlace.
Vale la pena estudiar las comunicaciones a larga distancia. Los tipos que existen son tres;
1) Camino directo:
Sucede cuando emisor y receptor tienen visión directa entre ellos. Dado la curvatura de la tierra, se necesita que las antenas se situen a grandes alturas, si realmente se quieren alcanzar grandes distancias. Hay casos dónde puede funcionar, como por ejemplo la antena de Collserola que cubre la ciudad de Barcelona.
2) Onda superficie:
Se trata de utilizar el suelo o el mar como guía de ondas. Es eficaz para frequencias menores de 2MHz, en tierra húmeda y plana.
3) Refracción Ionosférica: Utilizada para frequencias de 2 a 30MHz, aprovecha las propiedades de refracción de la ionosfera, utilizándola como guía de ondas, transportando la señal entre puntos muy alejados entre sí, que no tienen visión directa. La utilización de éste fenómeno funciona mejor por la noche que por el día.
La señal audio puede considerarse como una suma de senoides de diferentes amplitudes y frequencias. Los sonidos son periodicos y matemáticamente aleatorios.
Si se filtra la voz entre 340 y 3400Hz, la señal sigue siendo inteligible.
Para simplificar el estudio de la voz, podemos entenderla como un tono, osea, un coseno con cierta amplitud Vm.
Mediante un modulador, intentaremos modular éste coseno (señal voz simplificada) de su bajo rango, hasta la OM, osea, entre 550k y 1.6MHz, entendiendo que la información está ubicada en una frequencia y corresponde a la amplitud de Vm. Una vez modulada, deberemos restituirla a su baja frequencia inicial.
Por lo tanto, en el receptor necesitaremos volver a demodular la señal multiplicando por un coseno (desplazamiento frequencial), aplicar un filtro paso-bajo para quedarnos con la voz inicial, y finalmente aplicar un amplificador, pues la señal habrá perdido gran parte de su potencia en el proceso.
Éste modelo de receptor sería correcto, pero debemos pensar que en el mundo real, el espectro frequencial esta lleno de otras emisiones que no queremos captar, o bandas de frequencia reservadas por empresas, ONGs, gobiernos, etc.
Para mejorar la recepción, podemos añadir en el receptor, (antes del demodulador, el filtro paso-bajo y el amplificador), un filtro paso-banda, que nos elimine el resto de componentes frequenciales que no nos interesa recibir, con tal de mejorar la calidad de la señal recibida y eliminar interferencias.
En el caso de la radio OM, el BW de cada emisora en España es de 8kHz.
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